¿Sabías que hay ciertos hábitos para mejorar la productividad laboral y el bienestar en general?
Si bien es cierto las palabras “rutina” o “hábito” parecieran estar llenas de connotaciones negativas donde la gente mayormente la asocia a un horario estricto, sin mucha innovación y toda clase de cosas aburridas que pueden estresarte, no se les culpa.
Somos una de aquellas personas que señalan con frecuencia que “detestan la rutina” esperando que cada día sea distinto al anterior.
Sin embargo, con el paso del tiempo hemos aprendido que hay otro significado para estas palabras : aquella acción que se necesita para incrementar la productividad y hasta nutrir la creatividad y felicidad.
El desorden genera estrés
El tener el escritorio o la casa lleno de papeles, objetos y cosas sin importancia puede originar que el día sea caótico generando también estrés que es contraproducente para la creatividad, la productividad y hasta para la salud.
Y si a ello se agrega que cada día tenemos que ejecutar muchas decisiones de toda clase, desde una junta importante en el trabajo hasta qué almorzar ese día, es un constante bombardeo por el exceso de opciones disponibles lo que genera cansancio y fatiga.
Por ello que las rutinas se convierten en una forma de construir una estructura alrededor del día para demarcar la jornada, y de esa manera evitar el fenómeno conocido como “agotamiento del ego” que desgasta la reserva de fuerza de voluntad.
Entonces, la clave es crear un sistema de vida que evite desperdiciar tiempo en trivialidades, pero que permita brindar la libertad de no sentirse como una tuerca sin ensamblar.
Rutinas para elevar la productividad
Hay ciertas rutinas muy sencillas que aplicar en la vida diaria para aumentar la productividad en la oficina y en la vida familiar. ¿Te animas a probarlas?
Levantarse temprano : Es una técnica para aprovechar mejor el día. Si uno es de los primeros en llegar a la oficina se podrá comenzar la jornada con menos distracciones lo que te permitirá a uno concentrarse en lo que se necesita hacer.
Planificar el día : Si eres de las personas que se levanta temprano, mucho mejor, ya que es el momento ideal para planificar lo que se hará durante el día.
O también se puede llegar unos minutos antes a la oficina para evitar interrupciones y prepararse para comenzar el día, tomar una taza de café y decidir cuáles son las prioridades para la jornada de trabajo que pueden ser los 15 minutos mejor invertidos. Lo ideal es hacerlo todos los días lo que incrementará tu productividad enormemente.
Hacer lo menos agradable primero : Una rutina clave es dar prioridad a las tareas menos agradables o más complejas durante las primeras horas de la mañana. Y es que al comenzar la jornada los niveles de concentración son mejores con más energía. ¿ El resultado? Se resuelven los temas más difíciles con mayor efectividad y rapidez.
Aprender a decir “no” : Sin duda que a veces negarse a algo causa cierta dificultad. Pero aprender a decir “no” a los demás es más meritorio que negarse a uno mismo.
Muchas veces debemos ser realistas y tratar de absolver ciertas tareas que no van a trae un beneficio tangible o que no se encuentren dentro de las metas trazadas.
Ordenar el lugar : A veces es imposible ser eficiente en la oficina si todo el entorno está de patas arriba donde uno puede perder varios minutos buscando un documento importante que alguien dejó sobre el escritorio.
Aquí no se trata de “olvidar” y esconder cosas en los cajones para que se vean bonito. El único fin de trabajar en un espacio ordenado es facilitar el desempeño y estimular la creatividad.
Estar disponible : Con la llegada de las nuevas tecnologías de comunicación ( messenger, e mail, Blackberry , Facebook y Twitter) son herramientas muy útiles si se sabe administrarlas correctamente.
Pero hay que tener cuidado : pueden transformarse en los peores enemigos de la eficiencia. Por ello se debe evitar las distracciones de estar siempre “conectados” y aprender a utilizar con mesura tales servicios.
Aprender nuevas habilidades : Es una buena idea enfrascarse en ciertas actividades que no tengan relación con el trabajo. Por ejemplo, aprender artes marciales, tocar un instrumento musical, practicar natación o un nuevo baile. Seguramente que alguna de estas habilidades será de gran beneficio en la vida cotidiana.
Hacer pausas : Cuando se planifique el día, se debe dejar algunos espacios para el descanso. Y es que la mente y el cuerpo necesitan pausas para recuperar esa energía.
Y recordar también que descansar no es sinónimo de perder el tiempo. Se puede leer el periódico o tomar un café, pero evitando interrumpir a otros compañeros de oficina.
Antes de ir a dormir : Una de las cosas importantes que se puede crear en la rutina es ir a dormir y despertar todos los días a la misma hora. Esto permite que la mente esté más despejada y sentir que estamos con más energía.
Un secreto: una hora antes de dormir, dejar de lado todo tipo de dispositivos electrónicos para empezar a prepararse para ir a la cama. Después de cierto tiempo, el cuerpo se acostumbrará a aquellas “señales”que es hora de dormir.
Descansar : Ya en casa, sin duda que las horas de sueño son obligatorias. Por eso se debe descansar lo necesario, y darle a ese tiempo la máxima de las prioridades.
Vía: bitelia
Foto: regionancash